viernes, 29 de abril de 2011

Nociones complementarias Campo y Habitus Algunos anclajes en las investigaciones sociales

Habitus
es un sistema de disposiciones adquiridas, permanentes y transferibles, que generan y clasifican acciones, percepciones, sentimientos y pensamientos en los agentes sociales de una cierta manera, generalmente escapando a la conciencia y a la voluntad.

Esos aspectos se incorporan  en el hogar y desde que somos niños.
Pero a medida que vamos creciendo mediante todo el sistema de socialización (escuela, clubes, asociaciones, iglesias, etc.)
Estos procesos son continuos, formales y no formales.

Se produce de esta manera la construcción de representaciones  del mundo, del nosotros y de los otros.
Es una interiorización de la exterioridad o “historia hecha cuerpo”, que permite el ejercicio, recreación y producción de las fuerzas exteriores (prácticas, estructuras, organizaciones e instituciones sociales),

Se produce una correspondencia inconsciente entre las estructuras mentales y las prácticas sociales determina lo que Pierre Bourdíeu denomina el “sentido práctico”.
Uno actúa en el marco de esos parámetros que vamos incorporando, haciendo cuerpo en el desarrollo de las persona en sociedad.


Por ello los agentes sociales no necesitan ponerse de acuerdo o pensar juntos  permanentemente para mantener la continuidad de las organizaciones sociales.
Se plantea entonces como el habitus es un “operador de cálculo inconsciente” que nos permite orientarnos en el espacio social sin necesidad de reflexionar sobre éste.



Recibir educación es adquirir una educación ligada a una posición de clase.
En otros términos, la posición del agente en la estructura de la clase social entraña la constitución de un “habitus de clase” (o de fracción de clase) que por su dinámica propia, contribuye a la producción y reproducción del sistema de relaciones entre las clases.

Los “estilos de vida” no son más que el conjunto de gustos prácticas de una categoría social determinada.
Etilos que implican la totalidad de las prácticas de un agente (opiniones políticas, experiencias sexuales, creencias y convicciones filosóficas, valores morales, inclinaciones estéticas, entre otras).
Campos
Los campos son espacios sociales dinámicos y estructurados, conformados por puestos jerarquizados y reglas de juego propias.
Se estructuran mediante sistemas integrales de posiciones donde los agentes sociales se relacionan de manera permanente y dinámica.



No se pueden pensar en los campos si no es de manera relacional.
Un campo se define en relación con otro con el que comparte algo y se diferencia en otros aspectos.


un campo puede entenderse como una red o configuración de relaciones entre posiciones, definidas por las determinaciones que imponen a sus ocupantes, agentes o instituciones, las situaciones actuales y potenciales en la estructura de distribución de las diferentes especies de poder (capitales simbólicos).

Estos sistemas de posiciones y de poderes basados en capitales simbólicos tiene que ver con los beneficios que se obtienen de ello.
Por ello se producen tensiones y conflictos, luchas por ocupar las posiciones centrales en los lugares de privilegio.

Se produce un sistema de diferencias y de contraposiciones que van marcando –según las reglas vigentes- lo que se considera bueno y lo malo, lo posible y lo imposible, etc.
Es un sistema de contradicciones o de espacios múltiples que van desde un extremo a otro.

Toda posición, en un campo particular, se conquista gracias a disposiciones específicas (habitus) que, a manera de “afinidades” electivas y selectivas, posicionan a los agentes sociales en calidad de productores, reproductores, consumidores o descomponedores de un orden específico

Pierre Bourdieu ve a los sistemas que operan en un campo como un juego en el que las reglas van marcando las formas de realizar acciones.
La analogía también puede verse en el sistema de las competencias que se establecen por lograr un triunfo (en este caso, una posición de privilegio).

Cada campo de la producción cultural produce una especie concreta capital, susceptible de ser traducida en capital económico que, al adicionarse a otros capitales, constituye lo que Pierre Bourdieu denomina “capital simbólico”.

Así, los agentes sociales invierten en los campos sociales con miras a acrecentar los recursos comprometidos y a multiplicar la totalidad de los bienes con los que cuentan.
En el interior de los campos, es que los antagonismos y luchas conducen a rupturas o revoluciones parciales, tendientes sólo a cuestionar las jerarquías pero no el juego en sí.


Los estudios de comunicación en América Latina
El caso de la juventud y la comunicación
Rosana Reguillo
El caso de los estudios sobre jóvenes, marca un tipo de campo muy importante en los estudios en Ciencias Sociales en América Latina.
Tiene que ver con una preocupación fundamental de las teorías de la comunicación latinoamericanas preocupadas por buscar diferentes formas de inclusión.

Frente al descrédito de las instituciones y grupos que normalmente tenían un prestigio que les permitía regir las producciones simbólicas, se produce una suerte de ‘desencanto’.
Esto lleva a una crisis de los sistemas de referencia de las culturas juveniles que no encuentran respuestas en las entidades tradicionales.

“La anarquía, los graffitis urbanos, los ritmos tribales, los consumos culturales, la búsqueda de alternativas y los compromisos itinerantes, deben ser leídos como formas de actuación política no institucionalizada y no como las practicas mas o menos inofensivas de un montón de desadaptados”.

Esta es una visión que trastoca las representaciones que habitualmente tenemos de los jóvenes generadas desde y por los medios masivos.
Estas visiones tienen que ver con la marginalidad, la delincuencia, la inadaptación a determinados tipos de reglas, la ignorancia, etc.

“Entre los jóvenes, las utopías revolucionarias de los setenta, el enojo y la frustración de los ochenta, han mutado de cara al siglo veintiuno, hacia formas de convivencia que, pese a su acusado individualismo, parecen fundamentarse en un principio ético-político generoso”.

“el reconocimiento explicito de no ser portadores de ninguna verdad absoluta en nombre de la cual ejercer un poder excluyente.
Pese a las diferencias entre los distintos tipos de adscripción identitaria que dan forma al territorio de los jóvenes, todo pasa por sistemas comunicacionales.

“La juventud como hoy la conocemos es propiamente una "invención" de la posguerra, en el sentido del surgimiento de un nuevo orden internacional que conformaba una geografía política en la que los vencedores accedían a inéditos estándares de vida e imponían sus estilos y valores…

La sociedad reivindico la existencia de los niños y los jóvenes como sujetos de derechos y, especialmente, en el caso de los jóvenes, como sujetos de consumo.
Los jóvenes deberían ser retenidos durante un período mas largo en las instituciones educativas.

Reguillo sostiene que hay tres procesos los que "vuelven visibles" a los jóvenes en la última mitad del siglo XX: la reorganización económica por la vía del aceleramiento industrial, científico y técnico, que implicó ajustes en la organización productiva de la sociedad; la oferta y el consumo cultural, y el discurso jurídico.
Narrativas en conflicto

“Con excepciones, el Estado, la familia, la escuela. siguen pensando a la juventud como una categoría de transito, como una etapa de preparación para lo que si vale; la juventud como futuro, valorada por lo que será o dejara de ser”.
“Mientras que para los jóvenes. el mundo esta anclado en el presente, situación que ha sido finamente captada por el mercado”.


Los jóvenes no constituyen una categoría homogénea, no comparten los modos de inserción en la estructura social, lo que implica una cuestión de fondo: sus esquemas de representación configuran campos de acción diferenciados y desiguales.

Y pese a esta diferenciación, en términos generales, la gran mayoría de los estudios sobre culturas juveniles no han logrado problematizar suficientemente la multiplicidad diacrónica y sincrónica en los "modos" de ser joven.

Las mas de las veces esta diferencia ha sido abordada (y reducida) al tipo de "inserción" socioeconómica de los jóvenes en la sociedad (populares, sectores medios o altos), descuidando las especificidades que, tanto la subjetividad como los marcos objetivos desiguales de la acción, generan

Resulta urgente "deconstruir" el discurso que ha estigmatizado a los jóvenes, a los empobrecidos principalmente, como los responsables del deterioro y la violencia, ya que: "...la preocupación de la sociedad no es tanto por las transformaciones y trastornos que la juventud esta viviendo,

sino mas bien por su participación como agente de la inseguridad que vivimos y por el cuestionamiento que explosivamente hace la juventud de las mentiras que esta sociedad se mete a si misma para seguir creyendo en una normalidad social que el descontento político, la desmoralización y la agresividad expresiva de los jóvenes están desenmascarando" (Martín Barbero, 1998;23).


martes, 19 de abril de 2011

Comunicación e interculturalidad Problemas de poder


La definición más elemental de comunicación: PONER EN COMÚN
Implica la necesaria presencia de otro y un intercambio (a veces conflictivo) entre saberes, creencias, formas de vida, lenguas, prácticas sociales, imaginarios, etc.

Este intercambio entre sectores o grupos diversos que componen una cultura y una sociedad muchas veces choca con la imposibilidad de reconocer los códigos y las significaciones de los otros.
Hay signos que producen diferentes sentidos o son desconocidos por un sector de la sociedad.

Es en este sentido que la comunicación, en términos amplios, es una práctica intercultural.
Se produce en el espacio intermedio entre dos formas de vida, historias, costumbres, creencias, dos formas de ver el mundo.
Sin embargo, la necesidad de encontrarse y establecer lazos de algún tipo es una pulsión del ser humano.
LA COMUNICACIÓN
Entre los elementos que mayor privilegio tuvo a lo largo de la historia, nos encontramos con las palabras.
Vehículo fundamental de la socialización y de la construcción de las identidades colectivas, se trasformó en el eje de la problemática de la comunicación.

Las diferentes formas de concebir y de percibir el tiempo y el espacio, la importancia de la proxemia, del tacto, de los olores, de la gestualidad, resultan fundamentales a la hora de sentir o no pertenencia con un grupo social determinado.

En base a todos esos elementos, los diversos grupos sociales construyen su historia, su convivencia cotidiana, sus reglas que muchas veces resultan intraducibles para el resto de los grupos que componen la sociedad.
Esta construcción es siempre asimétrica. No se ocupan los mismos roles, las mismas jerarquías, las mismas posiciones desde las cuales hablar y ser escuchados.

En este sentido es importante considerar que la comunicación no se produce fuera de las coordenada de tiempo y de espacio.
Por lo tanto, los análisis que podamos hacer de la misma no debería dejar de contemplar tampoco estos planos.

Sería un error considerar a los grupos de hablantes como una comunidad homogénea por más que compartan la misma lengua y hasta habiten los mismos lugares.
La cultura es básica heterogénea y disímil, lo que refuerza de la idea de interculturalidad de la comunicación.

Estas marcas de las diferencias específicas que se pueden rastrear, muchas veces a simple vista, es lo que Alejandro Grimson denomina “Rasgos diacríticos”.
Es una situación de contraste específico. Allí en el punto en que se produce la diferencia es que aparecen los rasgos que marcan lo disímil de las culturas en contacto.
Es en este sentido que actúa la escuela como una de las instituciones que busca formar los ciudadanos de una nación y formar los sentimientos de pertenencia. Su misión es tratar de borrar o hacer invisibles las diferencias marcadas en una sociedad.
Sin embargo, prestar atención a las voces,  las gestualidades y las prácticas comunicativas cotidianas pondrán en evidencia la heterogeneidad social.
Dos cientistas sociales, lingüista y antropólogo, Edward Sapir y Benjamin Whorf plantearon la hipótesis de que los lenguajes no son universales sino que dependen de la experiencia cultural de cada comunidad.
La diversidad que se genera hace que muchas veces las diferencias sean irreconciliables.

Bilingüismo, diglosia y pidgin
El uso de las palabras no es para nada inocente. Desde las diferentes cargas semánticas que tienen los términos hasta las situaciones en los que algunas variedades lingüísticas son más prestigiosas que otras.
Un ejemplo de las formas en que las hablas se sancionan están en las leyes que regían. Normas culta de la Capital Federal.
Lo mismo ocurre cuando dos lenguas ingresan en el mismo espacio material y simbólico.
El bilingüismo implica el manejo de dos  lenguas diferentes aunque entre una lengua y otra haya siempre problemas de prestigio y de circulación.
El bilingüismo implica que se pueden alternar el uso de las lenguas conocidas
La diglosia implica un espacio en el que dos lenguas están en contacto, conviven en la comunidad pero una se impone sobre la otra por distintas razones: mayoría de usuarios, mayor poder del grupo que la usa, diferencias de jerarquías dadas por las leyes, mayor prestigio y/o antigüedad, entre otros aspectos.
El pidgin es una lengua de frontera. Una lengua creada muchas veces a partir de la imbricación de dos o más lenguas y que funciona como posibilidad de comunicación entre las partes que conviven. Un ejemplo típico es el portuñol que oficia de lengua franca en la triple frontera.

El espacio
El problema de la espacialidad y del modo en que se lo vivencia y se lo significa es otro problema a tener en cuenta a la hora de operar con la comunicación.
Las variaciones y las nominaciones de los mismos dependen de cómo se fue construyendo la experiencia de los miembros de una comunidad.
La distribución de los espacios en un lugar determinado marca las posibilidades de conceptualización de la espacialidad para un grupo humano.
La experiencia cotidiana va mensurando el espacio más allá de las distancias medibles por cualquier sistema.
El espacio comunica y produce sentidos: peatonales, plaza 9 de julio.
El estudio de la circulación de los bienes y los recorridos de las personas es importante a la hora de considerar las formas de comunicación en una comunidad determinada.
Los usos públicos y privados de los espacios. La pregunta sobre las actividades que se realizan ante los demás y las que no.
Esto se complejiza con los espacios de las comunidades y las pseudo-comunidades virtuales.
Algo parecido sucede con el tiempo. Los modos de vivencias la temporalidad y la historicidad es propio de cada cultura.
Desde los ejemplos más elementales que hablan de las comunidades rurales y su relación con un tempo que depende de lo agrario a nuestras propias experiencias cotidianas, podemos encontrar este modo que también tiene sustento en la comunicación.

El tiempo
Las relaciones entre pasado y presente y entre éste y el futuro pueden dar cuenta de las formas en que grupo vivencia las temporalidades.
Esto condiciona las prácticas cotidianas que van desde las formas de alimentarse a los ritmos de movimientos y los modos de calcular las distancias.
Las diferencias de concepciones acerca de la puntualidad, de las formas en  que se deben realizar determinadas acciones, los momentos destinados a las prácticas ritualizadas, entre otros muchos aspectos marcan los modos en que el tiempo es percibido y afecta las formas de percepción de los individuos.

Desde las experiencias de la convivencia y el desencuentro cotidiano, de las instancias del trabajo y de los afectos, de las pasiones y de las razones es que se construye un sistema desde el cual se percibe lo social y se establecen los parámetros para establecer la comunicación con los otros miembros de una cultura.
Estas concepciones, además, no son fijas. Se modifican a lo largo del tiempo tanto para la cultura como para los hombres que la componen.
Nuestras creencias, nuestros saberes y nuestras ideas no se han mantenido sin modificaciones desde que las generamos hasta hoy, y es muy probable que sufran modificaciones en el transcurso de nuestra vida.

Los “frames”
Una de los conceptos elaborados para explicar estas diferencias de formas de ver el mundo es el “Frame” elaborada por Erving Goffman.
Toda «experiencia», «toda actividad social» puede contemplarse desde varios «encuadres» que, como ya hemos señalado, se relacionan entre sí, se remiten unos a otros y se utilizan como «modelos» unos respecto de otros.
Goffman afirma que esta organización de la experiencia a partir de una multiplicidad de marcos se relaciona con las percepciones de las personas implicadas en cada una de las situaciones producidas.
La metáfora cinematográfica del “encuadre” establece una potencialidad para pensar el modo en que organizamos los datos que recibimos y desde realizamos nuestros juicios de valores, muchas veces sin tener los datos completos de una determinada situación.
Estos marcos posibilitan hacer ingresar en nuestras grillas de conocimiento lo que se presenta ante nosotros y lo percibimos.
Todos estos factores hacen de la comunicación un proceso complejo en el que los malos entendidos son moneda corriente.
Encontrarse con una persona después de muchos años implica –en múltiples ocasiones- el desencuentro y el desconocimiento. Los corrimientos de identidades, las historias de vida diferenciadas, las modificaciones en nuestras formas de ver el mundo han producido una difracción entre lo que guarda nuestra memoria y lo que nos encontramos.

COMUNICACIÓN Y PODER

Uno de los problemas centrales en relación a la comunicación en general y a los medios masivos en particular es la cuestión del PODER.

Se puede  definir a las relaciones “poder” como el tipo de relación que se establece entre individuos y/o grupos sociales a través de las cuales se lucha, se manipula, se seduce o se coacciona en la búsqueda de imponer su forma de mirar el mundo y sus propios valores.
Uno de los más importantes teóricos sobre este tema es el filósofo Michel Foucault.
Entre sus textos más importantes se pueden mencionar La microfísica del poder, La arqueología del saber, La vida de los hombres infames, La genealogía del racismo, entre otros.
Estas relaciones de poder establecen una serie de principios, valores y representaciones que se consideran positivas.
Si bien son determinadas por un grupo, se trata de hacerlas válidas para toda una sociedad mediante una serie de mecanismos.
Estos mecanismos tratan de ejercer un control social sobre los cuerpos de  las personas.
Se tratan de estrategias disciplinarias y no disciplinarias que imponen formas de hacer, de decir y de representar el mundo en que se vive.
Los mecanismos disciplinarios son aquellos que se aplican directamente sobre los cuerpos y son coercitivos ya que se imponen mediante el uso de la fuerza o la amenaza de ella.
Por su parte los no disciplinarios tratan de convencer o de reproducir mediante la educación, la familia, la religión, etc. los valores dominantes
Los diferentes mecanismos que se ponen en juego conforman lo que Foucault llama las tecnologías del poder.
Dentro de estas tecnologías se encuentran las modalidades de comunicación que se utilizan para transmitir y/o imponer los valores hegemónicos.
Pero, frente a las estructuras que buscan disciplinar a los actores sociales, estos se resisten.
Ningún poder es absoluto y, mucho menos, sólido ya que todos tienen fisuras y no pueden imponer totalmente sus principios a toda una sociedad.
Cada uno de los poderes se asienta en instituciones que cumplen el rol de disciplinar y de reproducir las prácticas hegemónicas.
Cada una de las instituciones tienen sus practicas, saberes, representaciones y formas de comunicación que las hacen particulares.
La visibilidad, la localización y la reproducción de prácticas y saberes más o menos naturalizadas funcionan como las tecnologías más apropiadas para la dominación.
A partir de allí se diseñan las estrategias que hacen más eficientes los controles sociales.
Esta sería la base para comprender la propuesta de Michael Mann.
La determinación de los campos está basada en los ámbitos propios de las prácticas institucionales.
También se apela a la idea de las fuentes y las prácticas que sustentan ese tipo de determinaciones del campo de poder.
Los poderes que determina Mann son: el económico, el político, el coercitivo y el simbólico.
Se determinan sobre la base de las  instituciones consolidadas y más prestigiosas en un estado de sociedad determinado. Aunque en realidad es muy difícil separar los tipos de poderes.
El poder económico se basa en el tipo de interacción que engloba prácticas que llevan a la subsistencia de las personas.
En este tipo de sociedades capitalistas, la economía se basa en un tipo de intercambio simbólico de valores (de uso y de cambio)
El poder político está relacionado con las instituciones y las formas de regulación propias de los estados modernos.
La política, en este sentido, estaría vinculada a las formas de interacción a partir de las cuales se busca la persuasión en busca de un supuesto bien común.
El poder coercitivo está basado en las acciones que imponen los disciplinamientos desde el uso “de la violencia legitimada”.
Basado en una cantidad de instituciones que buscan sujetar a los individuos a las reglas mediante la coacción física que tiene su efecto sobre los cuerpos concretos.
El poder simbólico está basado en las prácticas que tienen como finalidad específica la producción de bienes simbólicos.
Las instituciones que sustentan este tipo de poder son aquellas que regulan la vida cotidiana de los actores sociales.
Estas instituciones son más o menos formalizadas. Por ejemplo desde  la escuela a las relaciones afectivas de los individuos con sus pares o con sus familias.
Estas instituciones influyen concretamente sobre la vida y las acciones de los otros modificando las prácticas o consolidando viejas estructuras.
En este tipo de poder se podría ubicar a los medios de comunicación sin olvidar que también se involucran en problemas de política y de economía, aunque no tienen una ingerencia tan directa sobre estos campos sociales y simbólicos.
La teoría de Pierre Bourdieu acerca de campos, capitales, habitus y sentido práctico es compatible con las reflexiones de Mann.
También los aportes de Michel Foucault sobre poder, disciplinamiento, control social, tecnologías del poder pueden considerarse para complementar las reflexiones de las teorías de la comunicación social.

viernes, 1 de abril de 2011

Clase teórica_1 Abril 2011

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TAGS de la CLASE: Comunicación: producción de sentido. Las definiciones de comunicación en el audio. Definición de Rossana Reguillo. Definición de Washington Uranga. El video producido en 2008. Comunicación: ¿poner en común?. Conflicto, cambio, diversidad (nos conocemos, nos vinculamos). La comunicación ¿nos permite construir la utopía de un mundo mejor?. Hay conflicto, hay intereses; cada uno los pone en juego. El lenguaje: coloca al hombre que comunica en un dilema ético acerca de cómo lo usa. No solo el lenguaje significa, sino las reglas sociales en situaciones comunicativas. Pertinencia acerca de las reglas: ¿cuáles? ¿en qué momento?. El corto de TN. Jesús Martín Barbero. El episodio de la Feria de las Naciones de principios de siglo XX). Nota de Ámbito Financiero de Octubre 2011 “Me tocó el timbre y me dijo que su papá …"). RED PAR (www.redpar.com.ar).  Las crónicas policiales y los crímenes pasionales. Aníbal Ford. Rosa María Alfaro. 


Nota: No podrán abrir el archivo desde las máquinas del Gabinete de Informática. Esto se debe a restricciones del sistema en la UNSa. Pero desde cualquier otro lugar, no tendrán problema.